Israel ha sido ampliamente elogiado por su manejo de la pandemia de COVID-19. El país fue uno de los primeros en implementar medidas generalizadas de pruebas y rastreo, y ha tenido una de las tasas más altas de pruebas per cápita en el mundo.
Un factor clave en el éxito de Israel ha sido el sólido sistema de salud del país, que ha sido capaz de manejar la afluencia de pacientes y ha contado con recursos suficientes, como equipo de protección personal (EPP) y ventiladores. Israel también ha podido asegurar el acceso temprano a las vacunas, con un alto porcentaje de la población ya vacunada.
Además de su respuesta de atención médica, Israel ha implementado una serie de otras medidas para frenar la propagación del virus. Estos han incluido el cierre de escuelas y negocios no esenciales, la implementación de mandatos de máscara y medidas de distanciamiento social, y el uso de tecnología como aplicaciones de rastreo de contactos.
Si bien el país no ha sido inmune a los desafíos planteados por la pandemia, su rápida respuesta y medidas efectivas han ayudado a mitigar el impacto del virus. A partir de enero de 2021, Israel ha tenido un número relativamente bajo de casos y muertes por COVID-19 en comparación con muchos otros países.
En general, el manejo de Israel de la pandemia de COVID-19 ha sido ampliamente considerado como un éxito y ha servido como modelo a seguir para otros países.